Prades
La “villa roja” (como la bautizó Ramón Muntanyola en un poema) está ubicada en una meseta a 950 metros de altura.
Esta posición privilegiada le permite disfrutar de un entorno envidiable y de un clima también muy particular, a medio camino entre el mediterráneo y el atlántico.
Para adentrarse en las montañas de Prades no hay que andar mucho. A pocas pasas del centro del pueblo nos situamos en medio del bosque. A partir de aquí, las excursiones y los descubrimientos son infinitos. Hay para hacer con toda la familia, como la Roca Foradada o la ermita de la Abejera, o para disfrutar de unas vistas espléndidas, como las que nos proporciona el Tossal de la Baltassana a 1.200 m de altura, el punto más alto de la sierra.
Las montañas de Prades rodean una villa cargada de historia a cada piedra. es muy presente su pasado medieval: a los restos del castillo, en la muralla, a la fuente renacentista que corona la plaza porchada a tocar de la iglesia de Santa Maria.